domingo, 4 de agosto de 2013

INFIEL



Son las 5 de la madrugada y aún sigo sin dormir. Voy del dormitorio a la cocina, de la cocina al salón y sobre todo a la ventana, no dejo de mirar tras ella, esperando a que vuelva.

Sé que……..su perfume……¡¡No!! no quiero pensar más, lo que tenemos que hacer es darle una solución.

Escucho el motor de un coche, miro rápidamente tras la cortina, no quiero que me vea, no quiero que sepa que lo espero. Sí, es él. Baja del coche despacio, arreglándose la ropa y mira hacia arriba.

Una lágrima se desliza por mi mejilla, otra más……..Con mis manos temblorosas intento limpiármelas, aunque no dejan de caer por mi rostro.

Me acuesto, haciéndome la dormida. La puerta se abre, sin apenas hacer ruido. Noto como se acerca a mi lado, sé que me está mirando, puedo oler ese …..Ese perfume…..

Escucho la puerta del baño cerrarse y abro los ojos. Mi corazón late fuertemente, respiro hondo, despacio, para desacelerar mi pulso. Minutos más tarde se acuesta a  mi lado, ni siquiera un pequeño roce, se gira, dándome la espalda.

Si todo pudiese ser como antes…
Mi vida entera pasa ante mis ojos. El día que nos conocimos, éramos unos niños, tan sólo 5 años. Estábamos jugando en el patio del colegio y un niño empezó  a meterse conmigo por mi apellido, Quesada, me empezó a llamar quesadilla, yo, ni siquiera sabía que quería decir pero me puse a llorar y tú, tú te acercaste a mí, te interpusiste entre los dos y le enseñaste el puño al otro niño. Desde entonces nos hicimos inseparables. Vivíamos en el mismo barrio. Tu padre era el dueño de la ferretería, que ahora regentas tú. Desde bien pequeñitos, con nuestra inocencia, decíamos que éramos novios y que cuando fuéramos grandes nos casaríamos y tendríamos 2 hijos, niño y niña. Ya en el instituto, nuestra amistad, se quedó en eso amistad. Comenzamos a salir con pandillas diferentes y nos empezamos a distanciar. Cada uno tuvo parejas, pero el caso, es que siempre que coincidíamos y nuestras  miradas se cruzaban los dos nos sonrojábamos.

Después la Universidad. Yo, me fui a estudiar a otra ciudad. Tú, no quisiste seguir estudiando y tu padre insistió en que trabajaras para él. Según me contaste años después, al principio fue duro, tu padre era muy exigente, pero hoy le estabas agradecido, la ferretería es tu vida.

Recuerdo como si fuera ayer, cuando empezamos a mirarnos con otros ojos, los ojos del amor. Fue el verano anterior a que yo acabara mis estudios. Como siempre, los pasaba con mis padres, aquel verano mi padre hacia reformas en la casa y me mando a mí a hacer unas compras a la ferretería. Cuando entre por la puerta y te vi, un cosquilleo recorrió todo mi cuerpo, en ese momento alzaste la mirada  fijándote en mí, yo aparte la vista sonrojada y a ti.....el señor que atendías, recuerdo que te dijo ¡¡chico, ¿has visto un fantasma?!! se me olvidaron la mitad de las cosas que tenía que comprar, quería salir de allí corriendo. De camino a casa no dejaba de pensar en ti, estabas.... tu cuerpo varonil, los músculos que dejaban entrever tu camiseta pegada a tu cuerpo, tu mirada penetrante, tu perfume, hicieron que cada día pasara por delante de la tienda, esperando a verte y si nuestras miradas se encontraban mi corazón galopaba salvajemente. El momento decisivo fue aquel 20 de agosto, coincidimos en una disco, nos saludamos y cada uno siguió con sus amigos, hasta aquella canción lenta, te acercaste y me pediste bailar. Sentí que me derretía en tus brazos, fuertes, poderosos. Comenzamos a hablar, a reírnos, al terminar la canción, me invitaste a una copa y seguimos la charla en un reservado, recordando cuando éramos niños y poniéndonos al día en todo lo que había pasado desde entonces. Las horas pasaron volando, te empeñaste en acompañarme a casa y al despedirnos sucedió. Ese beso hizo que me volviera loca por ti. Las 3 semanas siguientes a mi vuelta a la Universidad fueron intensas, besos, caricias, confidencias y la primera vez que hicimos el amor. Jamás había sentido nada igual, me di cuenta enseguida que eras lo que buscaba, la persona perfecta para mí, mi media mitad.

La despedida fue triste, necesitábamos el uno del otro. Llamadas, cartas y cuando teníamos días libres, siempre estábamos juntos, dando rienda a ese amor que era como una droga para nosotros.

Al acabar mis estudios, ya no ocultamos nuestro amor y meses más tarde les dimos la sorpresa a nuestros padres, queríamos casarnos. Queríamos estar juntos toda la vida.

Los primeros 8 años de nuestra vida en común han sido maravillosos, sexo, complicidad, saber que nos teníamos el uno al otro y aunque a veces teníamos nuestras diferencias, nuestro amor era más fuerte que cualquier discusión.

Hasta que....las lágrimas vuelven a mojar mis mejillas......Dios, ¿por qué?.....tonta de mi....
Queríamos compartir el amor que sentíamos con un bebe, empezamos a intentarlo y los meses pasaban sin que me quedara embarazada, a los 6 meses nerviosa acudí al médico, me dijo que era normal, hasta que no llevásemos 1 año intentándolo no había que hacer nada. Al año fuimos los dos juntos. El médico lo achaco a mi nerviosismo, a mi ansiedad por quedar en estado, pero ante nuestra insistencia, nos mandó al especialista. 2 meses más tarde recogimos las pruebas. Ese día el mundo se me cayó encima. No podíamos tener hijos y la culpa….....era mía. Me sentí vacía, mi gran sueño, tener un hijo, contigo, el amor de mi vida, se había hecho añicos. Recuerdo como toda mi vida se desmoronaba ante mí, aunque ahora sé que no era cierto, pero me sentí tan mal. Todo se desencadeno rápidamente, la depresión se apodero de mí, deje de sentirme mujer, no quería que me tocaras, y tu.....tu siempre ahí, ahora lo recuerdo nítidamente, tus caricias, tus palabras de cariño, me decías que nos teníamos el uno al otro, que me amabas con locura, que podíamos intentar la adopción, que harías todo lo que estuviese a tu alcance para que yo fuera feliz.

Pero yo.....dios, no puedo dejar de llorar.

Yo, no te escuchaba, pedí la baja en mi trabajo, sé que hablaste con tus padres y con mi querida amiga María, las horas que estabas en la ferretería no querías que estuviese sola.

A los 3 meses, la medicación me había hecho efecto y decidí volver al trabajo, necesitaba tener la cabeza ocupada. El día que me incorpore, en la fotocopiadora había un chico que no conocía, cuando se giró y me vio se sonrojo, hecho que a mí me hizo gracia. Solo estuvo trabajando 3 semanas, era una sustitución, pero fue tiempo suficiente para terminar de arruinar mi vida.

La primera vez que me acosté con él, fue en mi despacho, la segunda y la última en un hotel, aun no sé muy bien porque lo hice, ni quiero pensarlo, el mayor error de mi vida. Me sentí la persona más ruin y despreciable cuando al salir de esa habitación de hotel tu imagen vino a mi cabeza y me di cuenta que debía reaccionar, que a quien realmente amaba es  a ti, a quien realmente necesitaba es a ti, con quien deseaba pasar el resto de mi vida era contigo.

Te enteraste de la manera más tonta. Me sentía tan culpable que se lo conté a María, en casa, en nuestra casa, tú...lo único que alcanzaste a oír fue a María preguntándome si era cierto lo que decían de los mulatos y yo respondiendo que sí. El ramo de rosas, cayó de tus manos, te pusiste pálido y una lagrima comenzó a bajar por tu mejilla, rara vez te había visto llorar, pero esa cara jamás la olvidaré,  te había decepcionado.

Te marchaste de casa sin ni quiera dar un portazo, nada...cuando volviste horas más tarde, solo me hiciste una pregunta, “¿Aún me amas?....

La que se quedó pálida entonces fui yo, respondí que sí que te amaba con toda mi alma, nos sentamos en el sofá y me dijiste que tú también a mí, que me perdonabas, que sabias que estaba mal y que quizá él no me habías dedicado el tiempo suficiente.

Los días siguientes a nuestra conversación tú seguiste mostrándote como siempre, cariñoso, dulce, pero yo....aunque totalmente arrepentida, no me perdonaba a mí misma.

Fue entonces cuando empecé a notarte diferente, no supe que pensar, a veces no estabas en la ferretería, dejabas al chico solo y te escapabas o llegabas tarde, a veces te notaba triste, otras alegre.....

No lo sé, creo que quizás me estés pagando con la misma moneda, que quien tenga algo ahora seas tú, yo te he fallado mi vida, tienes derecho a ser feliz.

No te mueves de la cama, estas profundamente dormido, es hora de levantarme, quería verte por última vez, quería sentir tu cuerpo acostado junto al mío, oler tu perfume.....

Me levanto despacio, cierro la puerta del dormitorio y me pongo el vestido que ya tenía preparado en el salón, cojo mi maleta y echo una última mirada a la casa, en la mesa dejo una carta, despidiéndome de ti, pidiéndote perdón.

Cierro la puerta despacio, el taxi me espera en la calle, cuando escucho mi nombre desde la misma ventana, tras la cual horas antes miraba yo.

Alzo mi mirada.

C.- ANA.....ESPERA.....

Le digo al taxista que meta mi maleta en el maletero. Antes de que el taxista se introduzca en el coche, te encuentras a mi lado, con un sobre en la mano.

Carlos.- ¿Dónde vas?....quiero que veas algo -me dice enseñándome el sobre-.

Ana.- ¿Los papeles del divorcio?, de acuerdo te los firmo.

 Por favor, podría sacar la maleta -se dirige Carlos al taxista-.

A-. Carlos, por favor, no lo hagas más difícil, quiero que seas feliz, siento haberte defraudo, siento...

Carlos me besa para que calle.

C.-¿Quieres dejarme hablar?, no decidas por mí, la única forma que tengo de ser feliz, es tenerte a mi lado. Deja de torturarte, yo hace mucho que te perdone, eres la mujer de vida. No puedo estar sin ti....no me dejes, te amo...

>Por favor, coge el sobre y ábrelo.

Nerviosa lo abro, no sé qué puede contener. Mis ojos no dan crédito a lo que veo, una sonrisa ilumina mi rostro.

A.- ¡ Estas!...... ¡¿estás seguro?!

C.- Jamás lo había estado tanto.

Son los papeles para tramitar la adopción de un bebe.

Carlos y yo nos abrazamos.

2 años más tarde.

Buahh....buahh....buahh...

Me despierto, es Candela, nuestra niña, sólo tiene 3 meses. Carlos también se despierta.

Voy yo cariño -le digo a Carlos-, descansa....

Carlos me da un tierno beso en los labios.

 No cariño, me toca a mí, es mi niña también -me dice con una sonrisa en los labios-.

Voy a la habitación de Candela, la imagen que veo es preciosa. Carlos sentado en la mecedora, le da el biberón a nuestra niña, me acerco y los abrazo a los dos.

A.- Os quiero muchísimo, sois mi vida.

Carlos me besa la cara y yo la giro, para besarlo en los labios.

C.- Te amo Ana.

Y yo a ti Carlos, te amo con toda mi alma.

FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No se permiten comentarios obscenos ni ofensivos.