Son las 5 de la madrugada y aún sigo sin dormir. Voy del
dormitorio a la cocina, de la cocina al salón y sobre todo a la ventana, no
dejo de mirar tras ella, esperando a que vuelva.
Sé que……..su perfume……¡¡No!! no quiero pensar más, lo que
tenemos que hacer es darle una solución.
Escucho el motor de un coche, miro rápidamente tras la
cortina, no quiero que me vea, no quiero que sepa que lo espero. Sí, es él.
Baja del coche despacio, arreglándose la ropa y mira hacia arriba.
Una lágrima se desliza por mi mejilla, otra más……..Con mis
manos temblorosas intento limpiármelas, aunque no dejan de caer por mi rostro.
Me acuesto, haciéndome la dormida. La puerta se abre, sin
apenas hacer ruido. Noto como se acerca a mi lado, sé que me está mirando,
puedo oler ese …..Ese perfume…..
Escucho la puerta del baño cerrarse y abro los ojos. Mi
corazón late fuertemente, respiro hondo, despacio, para desacelerar mi pulso.
Minutos más tarde se acuesta a mi lado,
ni siquiera un pequeño roce, se gira, dándome la espalda.
Si todo pudiese ser como antes…
Mi vida entera pasa ante mis ojos. El día que nos conocimos,
éramos unos niños, tan sólo 5 años. Estábamos jugando en el patio del colegio y
un niño empezó a meterse conmigo por mi
apellido, Quesada, me empezó a llamar quesadilla, yo, ni siquiera sabía que
quería decir pero me puse a llorar y tú, tú te acercaste a mí, te interpusiste
entre los dos y le enseñaste el puño al otro niño. Desde entonces nos hicimos
inseparables. Vivíamos en el mismo barrio. Tu padre era el dueño de la
ferretería, que ahora regentas tú. Desde bien pequeñitos, con nuestra
inocencia, decíamos que éramos novios y que cuando fuéramos grandes nos
casaríamos y tendríamos 2 hijos, niño y niña. Ya en el instituto, nuestra
amistad, se quedó en eso amistad. Comenzamos a salir con pandillas diferentes y
nos empezamos a distanciar. Cada uno tuvo parejas, pero el caso, es que siempre
que coincidíamos y nuestras miradas se
cruzaban los dos nos sonrojábamos.
Después la Universidad. Yo, me fui a estudiar a otra ciudad.
Tú, no quisiste seguir estudiando y tu padre insistió en que trabajaras para él.
Según me contaste años después, al principio fue duro, tu padre era muy
exigente, pero hoy le estabas agradecido, la ferretería es tu vida.
Recuerdo como si fuera ayer, cuando empezamos a mirarnos con
otros ojos, los ojos del amor. Fue el verano anterior a que yo acabara mis
estudios. Como siempre, los pasaba con mis padres, aquel verano mi padre hacia
reformas en la casa y me mando a mí a hacer unas compras a la ferretería.
Cuando entre por la puerta y te vi, un cosquilleo recorrió todo mi cuerpo, en
ese momento alzaste la mirada fijándote
en mí, yo aparte la vista sonrojada y a ti.....el señor que atendías, recuerdo
que te dijo ¡¡chico, ¿has visto un fantasma?!! se me olvidaron la mitad de las
cosas que tenía que comprar, quería salir de allí corriendo. De camino a casa
no dejaba de pensar en ti, estabas.... tu cuerpo varonil, los músculos que
dejaban entrever tu camiseta pegada a tu cuerpo, tu mirada penetrante, tu
perfume, hicieron que cada día pasara por delante de la tienda, esperando a
verte y si nuestras miradas se encontraban mi corazón galopaba salvajemente. El
momento decisivo fue aquel 20 de agosto, coincidimos en una disco, nos
saludamos y cada uno siguió con sus amigos, hasta aquella canción lenta, te
acercaste y me pediste bailar. Sentí que me derretía en tus brazos, fuertes,
poderosos. Comenzamos a hablar, a reírnos, al terminar la canción, me invitaste
a una copa y seguimos la charla en un reservado, recordando cuando éramos niños
y poniéndonos al día en todo lo que había pasado desde entonces. Las horas
pasaron volando, te empeñaste en acompañarme a casa y al despedirnos sucedió.
Ese beso hizo que me volviera loca por ti. Las 3 semanas siguientes a mi vuelta
a la Universidad fueron intensas, besos, caricias, confidencias y la primera
vez que hicimos el amor. Jamás había sentido nada igual, me di cuenta enseguida
que eras lo que buscaba, la persona perfecta para mí, mi media mitad.
La despedida fue triste, necesitábamos el uno del otro.
Llamadas, cartas y cuando teníamos días libres, siempre estábamos juntos, dando
rienda a ese amor que era como una droga para nosotros.
Al acabar mis estudios, ya no ocultamos nuestro amor y meses
más tarde les dimos la sorpresa a nuestros padres, queríamos casarnos.
Queríamos estar juntos toda la vida.
Los primeros 8 años de nuestra vida en común han sido
maravillosos, sexo, complicidad, saber que nos teníamos el uno al otro y aunque
a veces teníamos nuestras diferencias, nuestro amor era más fuerte que
cualquier discusión.
Hasta que....las lágrimas vuelven a mojar mis
mejillas......Dios, ¿por qué?.....tonta de mi....
Queríamos compartir el amor que sentíamos con un bebe,
empezamos a intentarlo y los meses pasaban sin que me quedara embarazada, a los
6 meses nerviosa acudí al médico, me dijo que era normal, hasta que no
llevásemos 1 año intentándolo no había que hacer nada. Al año fuimos los dos
juntos. El médico lo achaco a mi nerviosismo, a mi ansiedad por quedar en
estado, pero ante nuestra insistencia, nos mandó al especialista. 2 meses más
tarde recogimos las pruebas. Ese día el mundo se me cayó encima. No podíamos
tener hijos y la culpa….....era mía. Me sentí vacía, mi gran sueño, tener un
hijo, contigo, el amor de mi vida, se había hecho añicos. Recuerdo como toda mi
vida se desmoronaba ante mí, aunque ahora sé que no era cierto, pero me sentí
tan mal. Todo se desencadeno rápidamente, la depresión se apodero de mí, deje
de sentirme mujer, no quería que me tocaras, y tu.....tu siempre ahí, ahora lo
recuerdo nítidamente, tus caricias, tus palabras de cariño, me decías que nos
teníamos el uno al otro, que me amabas con locura, que podíamos intentar la
adopción, que harías todo lo que estuviese a tu alcance para que yo fuera
feliz.
Pero yo.....dios, no puedo dejar de llorar.
Yo, no te escuchaba, pedí la baja en mi trabajo, sé que
hablaste con tus padres y con mi querida amiga María, las horas que estabas en
la ferretería no querías que estuviese sola.
A los 3 meses, la medicación me había hecho efecto y decidí
volver al trabajo, necesitaba tener la cabeza ocupada. El día que me incorpore,
en la fotocopiadora había un chico que no conocía, cuando se giró y me vio se
sonrojo, hecho que a mí me hizo gracia. Solo estuvo trabajando 3 semanas, era
una sustitución, pero fue tiempo suficiente para terminar de arruinar mi vida.
La primera vez que me acosté con él, fue en mi despacho, la
segunda y la última en un hotel, aun no sé muy bien porque lo hice, ni quiero
pensarlo, el mayor error de mi vida. Me sentí la persona más ruin y
despreciable cuando al salir de esa habitación de hotel tu imagen vino a mi
cabeza y me di cuenta que debía reaccionar, que a quien realmente amaba es a ti, a quien realmente necesitaba es a ti,
con quien deseaba pasar el resto de mi vida era contigo.
Te enteraste de la manera más tonta. Me sentía tan culpable
que se lo conté a María, en casa, en nuestra casa, tú...lo único que alcanzaste
a oír fue a María preguntándome si era cierto lo que decían de los mulatos y yo
respondiendo que sí. El ramo de rosas, cayó de tus manos, te pusiste pálido y
una lagrima comenzó a bajar por tu mejilla, rara vez te había visto llorar,
pero esa cara jamás la olvidaré, te
había decepcionado.
Te marchaste de casa sin ni quiera dar un portazo,
nada...cuando volviste horas más tarde, solo me hiciste una pregunta, “¿Aún me
amas?....
La que se quedó pálida entonces fui yo, respondí que sí que
te amaba con toda mi alma, nos sentamos en el sofá y me dijiste que tú también
a mí, que me perdonabas, que sabias que estaba mal y que quizá él no me habías
dedicado el tiempo suficiente.
Los días siguientes a nuestra conversación tú seguiste
mostrándote como siempre, cariñoso, dulce, pero yo....aunque totalmente
arrepentida, no me perdonaba a mí misma.
Fue entonces cuando empecé a notarte diferente, no supe que
pensar, a veces no estabas en la ferretería, dejabas al chico solo y te
escapabas o llegabas tarde, a veces te notaba triste, otras alegre.....
No lo sé, creo que quizás me estés pagando con la misma
moneda, que quien tenga algo ahora seas tú, yo te he fallado mi vida, tienes
derecho a ser feliz.
No te mueves de la cama, estas profundamente dormido, es
hora de levantarme, quería verte por última vez, quería sentir tu cuerpo
acostado junto al mío, oler tu perfume.....
Me levanto despacio, cierro la puerta del dormitorio y me
pongo el vestido que ya tenía preparado en el salón, cojo mi maleta y echo una última
mirada a la casa, en la mesa dejo una carta, despidiéndome de ti, pidiéndote
perdón.
Cierro la puerta despacio, el taxi me espera en la calle,
cuando escucho mi nombre desde la misma ventana, tras la cual horas antes
miraba yo.
Alzo mi mirada.
C.- ANA.....ESPERA.....
Le digo al taxista que meta mi maleta en el maletero. Antes
de que el taxista se introduzca en el coche, te encuentras a mi lado, con un
sobre en la mano.
Carlos.- ¿Dónde vas?....quiero que veas algo -me dice
enseñándome el sobre-.
Ana.- ¿Los papeles del divorcio?, de acuerdo te los firmo.
Por favor, podría
sacar la maleta -se dirige Carlos al taxista-.
A-. Carlos, por favor, no lo hagas más difícil, quiero que
seas feliz, siento haberte defraudo, siento...
Carlos me besa para que calle.
C.-¿Quieres dejarme hablar?, no decidas por mí, la única
forma que tengo de ser feliz, es tenerte a mi lado. Deja de torturarte, yo hace
mucho que te perdone, eres la mujer de vida. No puedo estar sin ti....no me
dejes, te amo...
>Por favor, coge el sobre y ábrelo.
Nerviosa lo abro, no sé qué puede contener. Mis ojos no dan
crédito a lo que veo, una sonrisa ilumina mi rostro.
A.- ¡ Estas!...... ¡¿estás seguro?!
C.- Jamás lo había estado tanto.
Son los papeles para tramitar la adopción de un bebe.
Carlos y yo nos abrazamos.
2 años más tarde.
Buahh....buahh....buahh...
Me despierto, es Candela, nuestra niña, sólo tiene 3 meses.
Carlos también se despierta.
Voy yo cariño -le digo a Carlos-, descansa....
Carlos me da un tierno beso en los labios.
No cariño, me toca a mí,
es mi niña también -me dice con una sonrisa en los labios-.
Voy a la habitación de Candela, la imagen que veo es
preciosa. Carlos sentado en la mecedora, le da el biberón a nuestra niña, me
acerco y los abrazo a los dos.
A.- Os quiero muchísimo, sois mi vida.
Carlos me besa la cara y yo la giro, para besarlo en los
labios.
C.- Te amo Ana.
Y yo a ti Carlos, te amo con toda mi alma.
FIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No se permiten comentarios obscenos ni ofensivos.