Cap.8 Final
A.- ¿Qué?, habla ya, me estas poniendo
nerviosa.
G.- Que es lo que más deseo, que estoy
completamente convencida de que lo quiero tener contigo, y legalmente, tendría
dos mamás.
> ¿Quieres?...Alexandra....
Yo estaba boquiabierta, es lo que siempre había
deseado un hijo, y me lo quería dar la mujer que tanto amaba.
A.- Si, si, si, sí. Si quiero.
G.- Vale, mi amor...déjamelo todo a mí, en
cuanto tenga toda la información, nos ponemos en ello.
Un hijo, nuestro hijo, mi hijo.
No podía ser más feliz.
Meses más tarde ya teníamos la clínica elegida
y habíamos comenzado el tratamiento, sólo nos hacía falta algo muy importante.
Nos faltaba el esperma y aunque en la clínica
nos facilitaron donantes anónimos, yo no quería eso.
Quería que fuese alguien especial en mi vida y
al cual le daría una gran alegría.
Hablé con Gabriella y estuvo de acuerdo
conmigo.
Esa misma noche invitamos a Pierre a cenar.
El sabia de nuestro deseo de ser madres y a él
le encantaban los niños.
Estábamos cenando en la mesa, cuando comenzamos
a hablar de que teníamos todo preparado, pero que necesitábamos algo de él.
P.- ¿De mí?...¿En qué os puedo ayudar?
A.- Sabes que eres muy importante para mí...siempre
me has ayudado y que te quiero mucho.
P.- Cielo, ¿qué te pasa?, me estas preocupando.
G.- Vamos cariño, díselo ya...
A.- Vale, ahí va..., Pierre, ¿Quieres ser tú el
donante de esperma?
Pierre se quedó blanco.
P.- ¿Yo?, ¿yo?, ¿yo?...
Gabriella y yo comenzamos a reír.
G.- Si, tú, nos haría ilusión...
P.- Para mí sería un honor, un sobrinito...al
cual malcriar.
A.- Ehhhhhhh, para.... ¿Malcriarlo?, creo que
me lo voy a pensar.
Me abracé a Pierre, los dos reíamos.
En todo momento estuvo claro que las madres
legítimas seriamos nosotras.
Pierre renunciaba a todo derecho sobre el niño.
En la primera inseminación no tuvimos suerte,
Gabriella abortó.
En la segunda no hubo ningún problema, el
embarazo marchaba perfectamente.
El día que comenzamos a sentir las pataditas de
nuestro bebé, fuimos a celebrarlo.
A los 5 meses nos dijeron que era niño.
Comenzamos a preparar la habitación del bebé en
azul y blanco.
Gabriella ya estaba en el séptimo mes de
gestación.
Esa noche cuando llegué a casa, me la encontré
en la habitación del bebé sentada en la mecedora, cantándole una nana y
tocándose la barriguita.
Me arrodille junto a ella, poniendo mi mano
sobre la suya.
Saque de mi bolsillo una cajita, y se la
entregue a Gabriella.
Cuando Gabriella la abrió sus ojos brillaron.
Junté sus manos con las mías.
A.- Gabriella...¿Quieres casarte conmigo?
Gabriella me sonrió.
G.- Creí que nunca me lo ibas a pedir...claro
que quiero.
Preparamos la boda rápidamente, algo sencillo e
íntimo, pero que nos unía para siempre.
2 meses más tarde teníamos entre nuestros brazos
a nuestro hijo Alejandro.
Pierre e Iacovo estuvieron en el hospital,
hasta que Alejandro decidió venir al mundo.
Una vez que nos felicitaron y Pierre beso
dulcemente al pequeño, nos dejaron a solas.
G.- ¿Sabes?, soy la mujer más feliz del mundo.
A.- Tú me lo haces sentir a mi cada día, soy
muy afortunada...
Nos besamos, mientras cada una tenía cogida una
manita de Alejandro.
G.- Te amo....
A.- Te amo....
FIN
muy buena la historia me encanto... me gusta cuando el amor vence ....
ResponderEliminarbueno este blog esta muy bien... historias...apuntes... muy picantico...
Diana