SOLO PARA MUJERES Cap. 1

Capítulo 1

¿Cómo empecé en este mundillo?, pues la verdad creo que fue la necesidad. Necesitaba dinero, había estado en muchos trabajos, ganando una miseria y pensé, tengo buen cuerpo, ¿por qué no aprovecharlo?

¿No lo hacían los hombres?, ¿Por qué no yo?

Sólo había una diferencia, mi cuerpo era sólo para mujeres...

Tengo 26 años, aunque no guapa, si soy atractiva, simpática y tengo mucha personalidad, sé lo que quiero y lo que no quiero…

Los hombres para mi pasaron a la historia hace ya varios años, ninguna experiencia buena con ellos, aunque he de decir que algunos de mis mejores amigos son hombres, irónico ¿no?...

Soy…¿Cómo decirlo?...¿Acompañante?...¿Trabajadora del  sexo?...no, no me gusta ninguna de esas expresiones.

Mi trabajo consiste en dar placer.

Antes de empezar no tenía ni idea sobre el sexo con mujeres, me costó ver videos, leerme revistas especializadas y sobre todo irme a lugares donde aprender.

Ahora, bueno, una especialista no soy, pero me considero buena en la cama.

Por ahora no he defraudado a nadie.

Conozco mi cuerpo a la perfección y aunque todas distintas, ninguna supone un reto para mí.

Me gusta experimentar, probar cosas nuevas…siempre se aprende algo nuevo.

Ahhh, mi nombre es Alexandra y os voy a contar algunas experiencias con mis clientas y como es mi vida.

¿Queréis adentraros?...pues seguidme…

Tengo una doble vida, por un lado abrí una Boutique.

Si, el dinero no me va nada mal…tengo un ático en una zona residencial y así la gente no sospecha nada, solo unos pocos conocen mi secreto.

De todas formas, no me dedico a mi “trabajo” a diario, mi caché es de 1.000 euros, entre mis clientas hay abogadas, mujeres de políticos, ejecutivas, vamos hay diversidad…

¿Seguir en este mundillo para siempre?, hasta ahora no me lo he planteado…por ahora me satisface, ¿el mañana?, sin prisas, nunca se sabe lo que nos puede deparar.

Esta noche tengo una nueva cita, es nueva en el asunto, según me ha contado por teléfono, una joven heredera, con dudas en sus tendencias.

A las 9 en punto me encontraba en la puerta del Hotel, habitación 69…Mmmm, el nombre lo decía todo.

Me abrió una chica de unos 22 años, gafas, pelo recogido en una coleta, aunque muy sofisticada en el vestir, se intuía que escondía su timidez detrás de esas gafas.

Hola, soy Alexandra -me presenté - dándole un beso en la mejilla.

Yo soy…soy Cristal –me dijo- bajando la mirada.

A.-Bueno, ¿qué quieres hacer?,  Cristal, me has dicho, ¿no?

C.- ¿Yo?

A.-Si tú, ¿para qué me has llamado?...eso de decirme un nombre falso…me gusta.

C.- Estoy un poco nerviosa, ¿tomamos una copa?

A.- Si, por supuesto…A mí, un Ron Añejo

¿Es tu primera vez? – le dije mirándola a los ojos.

C.-Si, con una chica si…tengo dudas, me siento atraída por las mujeres, aunque no sé si sólo es una fantasía y …quisiera descubrirlo

C.- ¿Apago la luz?

A.- No, quiero ver tu cuerpo y quiero que veas el mío.

C.- Estoy nerviosa.

A.- Relájate cielo…ven, siéntate en la cama y solo mira como me desnudo para ti.

Cristal estaba ruborizada, viendo como me quitaba el vestido y me quedaba sólo con un tanga negro.

A.- Eyy, no cruces las piernas, relájate…todo va a ir bien.

C.- Hace…hace mucho calor ¿no?

A.- Pues tendré que hacer algo para solucionarlo.

Me acerqué a ella despacio, me senté a horcajadas en sus piernas, dejando mis pechos a la altura de su boca.

C.- Se…se me está acelerando el corazón.

A.- Mmmmm, buena señal.

Le quité el coletero y las gafas.

A.- Eres preciosa, no sé porque te escondes tras esas gafas.

Le quité la camisa, dejándola en sujetador, un pecho precioso…

La eché hacia atrás en la cama.

Su respiración empezaba a acelerarse.

Comencé a besarla lentamente, suavemente…Cristal se dejaba hacer.

Bajé por su cuello, hasta llegar a esa prenda que me molestaba, con una de mis manos se la quité, mientras que con la otra masajeaba su pecho y entre mis dedos aprisionaba su pezón erecto.

A Cristal se le escapó un gemido…le sonreí…

A.- Ahora voy a moverme muy lentamente sobre ti, sobre tu sexo… y  le puse sus manos en mis pechos.

El pantalón también me estorbaba y  fui bajando dándole besos en cada centímetro de su piel, hasta quitárselo y tirarlo a un rincón donde no estorbase.

Seguí besándola por encima de sus braguitas, estaba húmeda.

Subí hasta el lóbulo de su oreja, lamiéndolo…¿quieres que te haga o probar algo en especial?.

C.- Sólo hazme disfrutar

A.- Hecho cielo…

Me apoderé de su lóbulo, mordisqueándolo, acercándome a ella, que sintiera mi cuerpo pegado al suyo.

Seguí por su cara, hasta llegar a su boca que me esperaba impaciente.

Mis manos recorrían su piel, una piel tersa y suave…

Hasta que mi boca se apoderó de su pezón, que comencé a lamer, a metérmelo en mi boca, saboreándolo.

Mientras, Cristal gemía de placer.

Seguí bajando por su vientre, mi lengua lo recorría despacio, sin prisas.

Hasta que con la boca le quité las braguitas y me adentré en sexo, dulce, húmedo y sediento de caricias.

Mi lengua lo recorría una y otra vez, succionando su clítoris.

Cristal se movía, arqueando su cuerpo y me pedía entre palabras entrecortadas…quiero…qui…quiero…

A.- ¿Qué quieres cielo?

C.- Quiero probarte, probar tu sabor.

Me deshice del tanga que aún llevaba puesto y puse mi sexo en su cara, mientras hacíamos el 69, Cristal no pudo más y un grito de placer acabó en orgasmo.

Me abracé a ella, esperando que recuperara el aliento.

A.- ¿Has salido de dudas cielo?

C.- Siiii, dios, nunca pensé…ha sido magnifico.

A.- ¿Quieres que sigamos?

C.- Me encantaría, pero no puedo llegar tarde a casa, aun con mi edad, mis padres me controlan demasiado.

C.- ¿Puedo llamarte otro día?

A.- No, lo siento…tengo por norma no quedar más de una vez con la misma persona.

Me vestí, cogí mi dinero y me fui a casa a darme una ducha.