Amanece un nuevo día, el sol inunda mi habitación. Poco a
poco, sus rayos hacen que abra mis ojos.
Lo hago sin ganas, miro al otro lado de mi cama y no hay
nada, sólo unas sábanas que han revuelto mi cuerpo desnudo, esperando que estuvieras
junto a mí, pero no, estoy sola.
Mi cabeza no para de pensar, de darle vueltas a todo lo
ocurrido.
Cuando te conocí, cuando me enamoré de ti, quisiera que
estuvieras a mi lado, pero por mi culpa sé que te perdí.
Espero una llamada, espero poder hablarte, que recuerdes
como yo el tiempo que hemos estado juntas.
Necesito tenerte a mi lado.
Verme en tus ojos, sentir tus caricias y esa sonrisa que
siempre me alegraba.
Estoy triste, perdida sin ti.
Añoro tus besos, tu cuerpo junto al mío, esas manos que
sabían recorrer mi cuerpo.
Y hoy sin más te vuelvo a recordar.
Me levanto y miro alrededor, toda la casa sigue impregnada
de ti.
Tu ropa sigue en el armario.
Tus fotos, tu taza preferida para desayunar, es como si no
te hubieses ido jamás.
Me hago una taza de café y me refugio en el sofá.
Mi mente no puede más, necesito contártelo, aunque sé que no
estás.
Quizá hablando conmigo misma, encuentre una respuesta, como
recuperarte y que de mi lado no te vayas jamás.
Recuerdo el día que te conocí.
Fue en el parque, iba haciendo footing, cuando tropecé
contigo.
Bueno, más bien con tu perro Nelson, así se llamaba.
Me agaché a acariciar al perro y al mirarte para pedirte
disculpas, tu mirada se me quedó clavada en mi corazón.
Era dulce, sincera, me sonreíste diciéndome que no había
pasado nada.
Y te marchaste.
Al día siguiente volví al parque, quería verte de nuevo.
Y ahí estabas, mi corazón se aceleró al verte, no sabía si
acercarme a ti, hasta que te volviste y me vistes.
Te acercaste emocionada, como si también me esperaras.
Y ahí comenzó primero una bonita amistad.
Amistad que en muy poco tiempo se convirtió en amor.
Un amor intenso, el cual me duele recordar.
Recuerdo la primera vez que viniste a mi casa, como si
hubiese sido ayer mismo.
Pedimos una pizza, nos sentamos en el sofá, nos reíamos de
una vieja película, bebimos un poco de vino.
Y de repente estábamos besándonos, tu mirada hacía que me
perdiera en ella.
Tus manos delicadamente me iban quitando la ropa, mientras
besabas cada parte de mi cuerpo que quedaba al descubierto.
Mi corazón iba a explotar. Te fui quitando yo también esa ropa
que se interponía entre tu cuerpo y el mío, hasta quedar desnudas.
Nos fuimos a la cama, nuestros cuerpos se rozaban, tu boca
se fundió en la mía, nuestras manos cobraron vida propia, como si jamás
hubiesen tocado otro cuerpo y tuvieran una sed tremenda.
El olor de tu pelo me enloquecía, el olor de tu cuerpo se
grabó en mi mente y aún no lo he olvidado.
Esa fue la primera noche que amaneciste en mi cama.
Estaba y todavía estoy completamente enamorada de ti.
Un año, es lo que ha durado nuestra relación.
Ha sido efímero, comparado a estos 2 meses de dolor, los días
parecen no tener fin, porque no te tengo a mi lado.
Ya no paseo por el parque que te conocí, me avergüenzo de mi
misma y del dolor que te he causado.
Si pudieras estar aquí, ya sé que una explicación no sirve
de nada, pero quizá serviría para dejar lo nuestro a un lado.
Aunque mi mente no quiere, mi cuerpo se rebela.
Porqué, porqué........ que tonta fui.
Sé que jamás podré amar a nadie como a ti.
Si aquella semana no te hubieses marchado.
No, que digo, es como si te estuviese echando la culpa.
Esa reunión de trabajo no fue la culpable, sino yo y lo peor
de todo es que no recuerdo nada.
Me maldigo a mí misma y hoy no tendría que estar aquí,
hablando conmigo misma.
Esa semana transcurría con normalidad, sólo me centré en mi
trabajo, para que pasara más rápida.
Pero llegó el sábado y aunque sin ganas, tu amiga Sandra me
sacó a rastras.
Íbamos un grupo de amigos, todos conocidos tuyos.
Salimos de copas, la noche se puso animada.
Faltaban 2 días para que volvieras, quizá bebí demás para
que la espera no se me hiciera tan larga.
Ya, ya sé, no es excusa y más cuando yo no bebo.
Un buen vinito, comiendo sí, pero siempre ha sido en tu
compañía.
No sé le sigo dando vueltas a la cabeza y no entiendo nada.
Sandra al verme borracha, aunque bueno, ahora que lo pienso,
era ella quien no dejaba de darme cubatas.
Bueno, qué más da, me acompañó a casa.
O al menos eso creí yo.
Cuando desperté, no reconocí nuestra cama, estaba completamente
desnuda, sólo tapada por una sábana.
Y Sandra entrando en la habitación con un picardías y una
bandeja de desayuno.
Mi cara fue de asombro, pero al ver tu mirada creí que me asfixiaba.
Habías vuelto un día antes y al no verme en casa, no sé ni cómo
te enteraste que estaba en casa de Sandra.
Escuché el timbre de la puerta y seguidamente entrabas en la
habitación.
Jamás olvidaré tu cara, esa tristeza, ese dolor que te hice
sentir.
No dijiste nada, sólo callabas.
Y yo, tonta de mí, te suelto.
No es lo que parece!! la frase estúpida que se dice en esos
casos.
Pero es verdad, no sé si algún día me creerás, comprendo que
me hayas dejado, pero por mucho que quiera recordar esa noche, no hay nada.
No merezco tener a mi lado a alguien como tú.
Confiabas en mí y te fallé.
Lo siento Paula, lo siento, lo siento.........
Te he llamado cientos de veces, dejado mensajes y tú nada.
Me encuentro mal, no puedo comer, ni dormir, estas en mi
cabeza, la cual no te deja salir.
Sandra no para de acosarme, a veces pienso que esta chica no
está muy bien.
Me llama a diario, para preguntarme como estoy, estoy harta,
ya ni le cojo las llamadas.
Al principio incluso venía a casa a diario, quería quitarme
tus recuerdos hasta que cansada tuve que echarla.
Aunque ahora que lo pienso, hace 2 días que no llama.
Quizá ya se haya dado por enterada, que ella no me importa,
que mi vida sólo eres tú y con ella jamás habrá nada.
No me apetece ver a nadie, sólo estar refugiada aquí en el
sofá viendo tu foto.
Foto que tengo empapada, de tantas lágrimas sobre ella
derramadas.
Paula no sé estar sin ti, vivir sin ti, esto es muy difícil
para mí.
Intento saber de ti, por nuestros amigos comunes y nadie me
habla de ti.
Estoy enloqueciendo, Paula mi amor, quisiera saber cómo estás
tú.
Si pudiera por un momento verte.
Dios Paula, me estoy muriendo sin ti.
El timbre de la puerta me saca de mis pensamientos.
Seguro que son mis dos vecinitas, dos viejecitas
"adorables", que últimamente me preguntan: ¿Tienes mal de amores?.
Dicen que he adelgazado, que tengo mala cara.
Si ellas supieran...........
A lo mejor creen que estoy embarazada, por favooor, estoy
delirando.
Bueno, voy a abrir, que me van a romper el timbre.
Abro la puerta y.......
Dios es ella, tiene mala cara, bueno ya somos dos.
Tiene los ojos llorosos, aunque con un brillo especial.
Hola Cris- me dice -
No puedo mantener su mirada, me da un deseo irrefrenable de
besarla y no puedo....
Hola Paula - respondo sin más -
P.- He venido a ......
La corto.
C.- Ya me imagino a lo que has venido, a por tus cosas, ¿no?
P.- En cierto modo, eso no es totalmente cierto.
C.- No entiendo...
Paula entra en la casa, mirando por todos los sitios.
P.- Ya veo que no ha cambiado nada, mis fotos siguen en el
mismo sitio.
C.- Si, pensaba que te gustaría recogerlas por ti misma.
P.- No vengo a llevarme nada. He venido porque lo único que
hay en esta casa y quiero recuperar es a ti.
C.- ¿QUE? - grito sorprendida-, perdona Paula pero ahora sí
que no entiendo nada.
Me... ¿me has perdonado?
P.- No tengo nada que perdonarte, aunque sí algo que
contarte.
Yo seguía mirándola con sorpresa.
P.- Esta mañana he recibido una visita, era Sandra.
C.- ¿Y?.......
P.- Ha venido a despedirse, ha pedido el traslado en su
trabajo a otra ciudad y a hacerme un regalo.
Paula se sentaba en el sofá.
P.- Ven siéntate a mi lado Cris.
Yo obedecí, estar cerca de ella era todo lo que deseaba.
Paula al sentarse emitió un ligero sonido de dolor.
C.- ¿Te ocurre algo?, Paula.
No es nada -me responde- enseñándome su mano derecha, la
cual lleva una muñequera.
P.- Esto, son las gracias que le he dado a Sandra.
Esperará unos días para volver al trabajo, no creo que
quiera que la vean como le he dejado la cara del tortazo que le he dado...
P.- Cris, ¿recuerdas el día que te descubrí en su casa?
C.- ¿Tú crees que he podido olvidarlo?, fue el día que te
perdí.
P. Fue Sandra la que preparó todo, sabía que yo estaba fuera
de la ciudad.
Nadie lo sabía, pero estaba enamorada de ti.
Te emborrachó, te llevó a su casa y bueno..... amaneciste
allí.
C.- Pero no recuerdo nada, no sé si ocurrió algo entre
nosotras.
P.- No pasó nada entre vosotras, te quedaste dormida en el
sofá y ella aprovechó para meterte en su cama y que creyeras que tú y ella
.......ya sabes.
C.- DESGRACIADA..........
P.- Fue ella quién me llamó y por eso aparecí en su casa,
quería separarnos y así poder tener una oportunidad contigo.
C.- Pero si yo siempre he tenido ojos sólo para ti.
P.- Ahora lo sé mi amor, pero compréndeme.... en esos
momentos.......
Por eso se ha ido, al ver que no tenía posibilidades, y
darse cuenta de lo que las dos estábamos sufriendo, se ha arrepentido y se ha
marchado de la ciudad.
C.- HIJA DE PUTA........
P.- Bueno, yo he venido a quedarme........ si tú quieres.
C.- Es todo lo que deseo, no sabes cómo te he echado de
menos.
P.- Y yo a ti.
Las dos nos abrazamos llorando, primero de felicidad, al
estar juntas de nuevo y después con rabia, por el daño que nos había hecho una
desgraciada que decía llamarse "amiga".
Ahora ya no vivo de recuerdos, tengo a mi lado a Paula todos
los días, mi cama ya no está vacía.
Estamos recuperando el tiempo perdido.
Por supuesto nunca más he vuelto a emborracharme.
Cada noche nos amamos como si fuera la primera vez.
La deseo tanto, la amo tanto y sé que ella a mí.
FIN
Otro bonito relato lleno de sentimiento y de pasiones encontradas.
ResponderEliminarUna pasión entre mujeres que demuestra que los engaños siempre se pagan.
En tus dos relatos, has mostrado la esperanza de que todos los problemas se pueden resolver si hay amor entre las personas.
Tus historias dicen mucho de todo lo que llevas dentro.
¿Donde has estado escondida hasta ahora?
Sigue en esa linea y me encontraras esperando tus relatos todos los días.